Alfredo, maestro de fotografía

Una tarde fui al taller San José (de la Fundación EL ARCA), en Boulogne, para sacar fotos a las personas con discapacidad mental que trabajan allí. Alfredo era uno de ellos. Con muy poca capacidad de prestar atención a las indicaciones. Empecé a sacar fotos y fotos... cuando me di cuenta que Alfredo estaba imitándome. Su lente era un rollo de hilo, un cilindro. En medio de la risa de todos, empecé a sacarle fotos a "Alfredo el fotógrafo". Él buscaba el mejor ángulo, la mejor luz... se agachaba y escondía igual que yo en busca de la mejor foto. Hasta que quise ver cómo veía él a través de SU cámara... Puse el rollo de hilo frente a mi lente y empecé a mirar como él. La vida dejó de ser el rectángulo cerrado de mi cámara, para transformarse en un círculo que realzaba exactamente lo que uno quería de cada foto. ¡La vida se veía mucho mejor con su lente, con su círculo! Ahí recordé a la artista que decía que Dios no hizo nada cuadrado en la tierra. El hombre sí.
Esa tarde se convirtió en una fiesta de creatividad y saqué miles de fotos...
Alfredo, en su discapacidad, en su simpleza, en su risa, me mostró un mundo nuevo. Cambió mi mirada estructurada, me hizo volver a sorprenderme de lo cotidiano. Fue un pequeño Dios.